PROBLEMAS FILOSÓFICOS CONTEMPORÁNEOS
SESIÓN INTRODUCTORIA
SEMANA 20 - 24 DE FEBRERO
Método dialéctico
Debido a la corta visión que los científicos naturales tenían respecto al método experimental (el cual se considera como el único que permitía hacer ciencia), los filósofos alemanes se orientaron hacia una ciencia de conceptos en el movimiento idealista generado por Kant y seguido por Fichte, Schelling y Hegel. En este sentido, la aportación más grande de Hegel a la ciencia fue la sistematización de la Dialéctica como un método que permite la explicación de la realidad dinámica como totalidad estructural.
El método de extraer consecuencias necesarias a partir de hipótesis contrarias entre sí fue desarrollado primero por los filósofos antiguos y restaurado por Kant en el siglo XVIII en su Dialéctica trascendental. Al seguirlos, Fitche, Schelling, Schleiermacher y Hegel reconocieron en este método la posibilidad, que tenia la razón de trascender los límites del entendimiento; sin embargo, fue Hegel quien logró darle un rigor metodológico y un alcance que no encontramos en sus contemporáneos.
Lo que Hegel pensó fue que el concepto de demostración filosófica –eliminado por Kant al criticar las demostraciones de la existencia de Dios- no se reducía a la limitación del método matemático de la demostración. Por esta razón, Hegel no tomó el concepto de demostración de Aristóteles sino de la Dialéctica de Heráclito y de Platón, pues, pretendía reivindicar el método platónico de dar razón a partir de todas las suposiciones sobre un problema aunque se basa más en el ideal cartesiano del método, que en el aprendizaje del catecismo y en la Biblia para exponer su idea del inminente auto despliegue del pensamiento.
Para Hegel, la Dialéctica tiene un carácter adjetivo porque se encuentra más cerca de la fluidez de lo real que de lo especulativo, aunque considera que el espíritu todavía está inmerso en la sustancia (ser-en-sí), y no como subjetividad (ser-para-sí), lo que le impide encontrarse a sí misma en la captación del devenir. Lo que interesó a Hegel fue una dialéctica del concepto mismo en tanto que concepto del concepto: el concepto del espíritu mismo; que el sujeto capte la relación del ser-en-sí-para-sí, como autoconciencia del espíritu. La mente humana ha de elevarse a sí misma desde el nivel del entendimiento al nivel del pensamiento dialéctico, el cual supera la rigidez de los conceptos del entendimiento y es capaz de percibir a un concepto generando o pasando a ser su contrario. La función de la razón es captar la identidad-en-la-diferencia. La mente no es la que hace el concepto sino es el concepto mismo el que se hace pedazos frente a ella.
En Hegel la Dialéctica se ocupa del movimiento porque ella misma es movimiento, es decir, que el movimiento mismo es la dialéctica de todo ser. Por lo que el movimiento no es un predicado de los seres sino el ser mismo (carácter antológico de la realidad). Dicho de otra manera, todos los seres están en continuo movimiento, todo cambia-como decía Heráclito- y en esto radica su esencia. Hegel interpreta el principio de contradicción como un principio dinámico que funciona en el pensamiento dialéctico como un principio de movimiento.
Aristóteles estableció la relación entre movimiento y pensamiento y, para él, la energía está en oposición a la dynamis; pues mientras que la dynamis* expresa la posibilidad de mover, además de una posibilidad de ser de la materia antológicamente considerada, la energía significa la pura presencia como tal, propia del motor inmóvil, del nous o de la razón, de aquello que es propiamente ente. Sin embargo, dicho concepto es originalmente un concepto de movimiento y designa la realización actual de algo como opuesto a la mera posibilidad o capacidad. Así, Aristóteles superó a Platón estableciendo la esencia del movimiento como energía de lo posible en tanto que posible (recuerda la teoría aristotélica de la potencia y el acto) En este sentido, según Gadamer.
“… El problema que plantea el movimiento al pensar es el problema de la continuidad, del sinejés. Que la tarea que Hegel se ha propuesto depende de este problema, lo demuestra su concepto de homogeneidad del proceso dialéctico, en el que se refleja la conexión entre el pensar y el movimiento”.1
Lo que Hegel pretendía en su Dialéctica era superar la distinción entre sujeto y sustancia, para concebir la autoconciencia que está inmersa en la sustancia y que en ambos presenta el mismo movimiento del espíritu.
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* La energía es el acto; mientras que la dynamis en la potencia de los entes, y en el motor inmóvil la energía es en el acto puro. Aristóteles consideraba a los entes como poseedores de dos elementos: el acto y la potencia en referencia al cambio; el acto es la forma de ser que en ese momento tiene el ente y la potencia es la posibilidad de ser o de adoptar otra forma que posee el ente
1. Gadamer, Hans Georg: La Dialéctica de Hegel, p. 24. 14 Cfr. Copleston, Frederick: Historia de la Filosofía. t. 7, p. 142
En este sentido, la frase “lo real es lo universal” implica que lo universal debe expresar la esencia de lo real, por lo que el pensamiento no va más allá del concepto, pues el pensamiento se sumerge en lo que el sujeto mismo es, en esto consiste la especulación filosófica por lo que el filosofar debe ser el necesario, evidente y homogéneo progreso del concepto mismo. Hegel afirmó que las leyes de la razón son las mismas que operan en el ámbito de lo real, por lo que todo lo real es racional y todo lo racional es real, lo que da pie al Idealismo absoluto de Hegel.
La Dialéctica está constituida por tres momentos: el primero consiste en que el pensar es pensar de algo en sí mismo para sí mismo, el segundo es el pensamiento considerado por necesidad un conjunto de determinaciones contradictorias y el tercero es la unidad de las determinaciones contradictoras. Según esto, la Dialéctica consiste en afirmar que la verdad surge de la oposición y de la contradicción, mas no de la identidad de los opuestos. En general se dice que estos momentos de la Dialéctica Hegel los llamó: tesis (afirmación), antítesis (negación) y síntesis (negación de la negación), pero en realidad estos términos son más característicos de Fichte que de Hegel. Esto no obsta para decir que Hegel sí tenía una preocupación por las tríadas como las tres fases principales en la construcción de la vida del absoluto: la idea lógica, la naturaleza y el espíritu. Para Hegel cualquier término, sea este físico, espiritual o moral, contiene en sí mismo su propia negación, la cual lleva a una síntesis más enriquecida por la presencia de los contrarios. Así, el ser (tesis) conduce al no-ser (antítesis) y éste al devenir, que es la síntesis entre ser y no-ser. En este sentido, el concepto de devenir es más rico que el del ser o el de no ser. Por ello Hegel habla de la Filosofía como progreso espiritual, en la que observamos un enriquecimiento del contenido.
Historia, Naturaleza y Dialéctica
Al aplicar la Dialéctica a la Historia universal, Hegel ve a ésta como un proceso homogéneo de la continua determinación del pensamiento. Y, como dice Stephen F. Mason, al comentar a este filosofo:
… en el sistema hegeliano, una vez que la idea absoluta hubiese engendrado la Lógica dialéctica en sí misma, moviéndose a través del mundo natural, entraba en la Historia resumiéndose en el principio alemán: “Europa es la meta de toda la Historia”, escribió. “El principio germánico es la reconciliación y solución de todas las contradicciones”.3
En Hegel, la verdad de la naturaleza no es otra cosa que su Historia dialéctica de evolución hacia el hombre. Así, el nacimiento del Universo se da como un salto dialéctico de la idea a la materia, del logos que se concretiza; es afín a la idea de la nebulosa que proponen Kant y Laplace. El desenvolvimiento del Universo se va a dar, según Hegel, en cambios cualitativos-cuantitativos que eliminan el carácter mecanicista de la Filosofía de la naturaleza. Ya en Goethe, la teoría de los colores como cualidad de la luz es un primer intento de enfocar el estudio de la cualidad por la teoría cuantitativa de la naturaleza de Newton. Hegel consideró que la cualidad no podía ser reducida a la cantidad, elevándose por encima del mecanismo en el análisis cuantitativo mediante los concretos sensibles. Así, la primavera, las tormentas, los volcanes, etc., son consideradas por Hegel en su cualidad y no como simples fenómenos mecánicos.
El análisis físico pretende ver en las partes la verdad del todo; sin embargo, éste no resulta satisfactorio, pues la verdad del todo se pierde y sólo se conoce la de las partes, mientras que la demostración filosófica consiste en mostrar cómo el objeto se convierte, por sí, y de sí, en lo que es. En este sentido se procede iniciando por las determinaciones simples en grados cada vez más ricos, lo que permite captar la verdad de cada uno en el grado superior. Así, la verdad de lo mineral es la naturaleza vegetal y la naturaleza animal, a su vez, lo es de la vegetal.
Para Hegel el tiempo y el espacio no eran formas de intuición sino el propio devenir objetivo, el tiempo tiene primacía sobre el espacio, pues este se deriva en tiempo y en forma continua y dialéctica. Por otro lado, rechazó la teoría atomística porque sólo permitía concebir la aglutinación, pero no la verdadera unión; sin embargo, recalcó que el método de la atomística es el que ha permitido comprender el nacimiento del mundo a partir del mundo mismo y no de una esencia ajena a él.
En Hegel, la materia deviene en vida, la cual no es una máquina sino automovimiento, al considerar que el tránsito dialéctico-cualificador se da de un modo de existencia material a otro. En el devenir o movimiento histórico, Hegel consideró la realización moral de los individuos en las diferentes formas que conducen al Estado. La primera forma es la familia como espíritu sensible; la segunda es la sociedad civil, que es el espíritu síntesis de lo individual familiar y, por último, el Estado como la sustancia social consciente de sí misma. Esta idea fundamenta el deseo de la unificación alemana en un Estado único, el Nacionalismo alemán como necesario para la superación misma del pueblo.
3 Mason, Stephen F.: Historia de las ciencias. t. 5, p.72.
Hegel pensaba que la Historia está regida por los planes que fragua la providencia, por lo que la idea Absoluta o espíritu en la Historia y la determina; es decir; que el espíritu universal es el que determina el curso de los hechos históricos en la evolución propia de la naturaleza del mismo.
Según Hegel, la Historia avanza de Oriente a Occidente. El primer Estado fue constituido en el Imperio Chino, de origen familiar y paternalista, representación de la infancia de la humanidad, pero que al entrar en contacto con los otros pueblos deviene el segundo momento, la mocedad, que se sitúa en Asia y la India. Es el paso del Despotismo teocrático (China y Mongolia) a una aristocracia teocrática en la India, que presentaba un espíritu individualista ausente en las anteriores. El Imperio Persa otorgó un alto grado de libertad a los ciudadanos, por lo que constituyó la transición entre Oriente y Occidente; pero es en Egipto donde, según Hegel, se dio la síntesis de Oriente, ya que integra el principio estático de la voluntad del Estado y las exigencias individuales. Con Grecia se descubre el reino de la hermosa libertad, aquí se dio la unión del mundo antiguo y el inicio del mundo moderno.
Roma dio forma a un Estado abstracto con el desarrollo de las leyes y el Derecho, y lo consideró como el Estado que asume conscientemente la responsabilidad de la ley; sin embargo conlleva su contradicción en tanto que la abstracción de la ley hace que los individuos dejen de vivir como tales. Esto da lugar a la subjetividad del cristianismo, donde lo real y lo ideal se identifican en Cristo. El Espíritu llega a la conciencia de que lo verdadero es el mismo Espíritu. Así, la Historia alcanza su perfecta madurez. Con el Estado del Sacro Imperio Romano Germánico que se llega a la unión de la divinidad y el Estado, la espiritualización del Estado y la racionalización de la Iglesia. Con esto, él filósofo alemán pretende justificar una vez más la idea de la unidad de su pueblo.
En suma, Hegel pretende realizar la síntesis de la historia de la Filosofía, el summum o resumen conclusivo del pensamiento filosófico, culminando con su propio sistema. Para esté filosofo cumbre del idealismo alemán en contenido de su propia filosofía encierra la historia toda de esta disciplina.
“La filosofía de Hegel-dice Ramón Xirau- hecha de cambio y de movimiento, pare a fin de cuentas detener el tiempo y querer ser la filosofía, es decir la última filosofía definitiva que acaba con la historia al ser resumen de toda la historia”4
Consecuencias de la Dialéctica idealista
La doctrina hegeliana fue aceptada por dos corrientes de pensadores: los de la llamada derecha hegeliana representada por Schopenhauer, y los de la izquierda hegeliana representada por Carlos Marx. En el campo científico, el énfasis de lo histórico de la realidad llevó a los científicos a considerar la historia de la naturaleza; los geólogos y los astrónomos descubrieron que la Tierra y las estrellas tienen historia, aunque cabe mencionar que esto se había iniciado desde Kant, pero con Hegel cobra mayor importancia por el sentido dialéctico que le imprime al proceso histórico.
La Filosofía Dialéctica hegeliana influyó en Feuerbach, Proudhon, Marx y Engels en cuanto a su visión crítica materialista de la Historia y la sociedad, así como en el devenir histórico de los modos de producción en la Economía. Asimismo, repercutió en las teorías evolutivas de la naturaleza elaboradas por Darwin y sus contemporáneos.
El trabajo de Hegel ha sido una de las más grandes revoluciones que se han dado en el campo de la Filosofía, al modificar el concepto de método científico y de la apreciación del saber humano como un conocimiento de lo esencial y de lo histórico, considerando las contradicciones internas de la realidad. Igualmente, su visión de la totalidad como un todo estructural en movimiento continuo, así como del objeto de la ciencia considerándola como un conjunto de procesos del universo dinámico y no como una parte estática y aislada de la totalidad.
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